experimentar
auténtico dolor
es
algo
duro
sobre lo que escribir,
imposible
de entender
mientras
estás en sus garras;
estás
acojonado
a no poder
más,
no puedes
quedarte quieto,
moverte
ni siquiera
volverte
loco
como es debido.
y luego
cuando
por fin
recuperas
el aplomo
y eres
capaz de
evaluar
la
experiencia
es casi como
si le
hubiera ocurrido
a
otra
persona
porque
fíjate en
ti
ahora:
tranquilo
indiferente
limpiándote
las uñas
pongamos por caso
buscando
sellos
en
un
cajón
embetunándote
los
zapatos
o
pagando
una
factura
de la luz.
la vida es
y no es
un
dulce
coñazo.
La gente parece flores al fin. Charles Bukowski. Trad. de Eduardo Iriarte. Visor, 2007
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