La luna ajada
es el pulso de la noche,
y las estrellas con sus trajes
deshilachados
parecen mendigos
recorriendo el cielo.
Pero no hay limosna
que pedir
en la soledad de las montañas.
es el pulso de la noche,
y las estrellas con sus trajes
deshilachados
parecen mendigos
recorriendo el cielo.
Pero no hay limosna
que pedir
en la soledad de las montañas.
1 comentario:
Hola Lola. Soy Diego, ¿te acuerdas de mí? Estaba yo demasiado seguro de conservar tu correo, pero no lo encuentro; así que te envío este enlace desde aquí:
http://albayanaideas.blogspot.com/
Espero que te guste, llevaba mucho tiempo con ganas de escribirlo…
Un fuerte abrazo.
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