
Como dice Carlos Salem en la contraportada, "en Guerra de identidad la poeta Vukušić prestaba la piel de sus palabras a la actriz, para poner sobre la escena de papel un torrente de vivencias dolorosas y heridas frescas. En Perversiones y ternuras es la actriz Vukušić quien ofrece su oficio a la poeta, para hablar de lo recóndito mediante personajes que siempre son y no son Déborah. Averiguarlo es el desafío del lector, sometido a un juego de espejos que recuerda a Bertolt Brecht. Sólo que Bertolt Brecht no tenía sus piernas".
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