domingo, 19 de abril de 2009

Laura Giordani: Niño de las minas




NIÑO DE LAS MINAS

Sopla la rabia sobre mesetas presentes:
ruge sin saber hacia dónde llevan las horas
vendavales que desafían las piedras.
Arturo Borra.

Rabia de verte rompiéndote en esa
pulseada a muerte con la piedra,
robándole rigor hasta hacerte
socavón, llaga.

Tus manos muelen, demuelen,
pulverizan los huesos del mundo.

No de duendes el polvo
que te arrasa los pulmones:
soldaditos de plomo avanzan
por tus venas desvelando
bosques somnolientos.

Niño roca, niño maza,
en tolvas va tu sangre hasta la infancia
de los volcanes, hacia reinos de hadas
negras, minerales;
allí donde el mundo esconde
el humo de las caídas
y todos los escombros de daño.

Laura Giordani.
LOS CENTROS DE LA CALLE.
Presentación de Ana María Vallejo Cimarra.
Prólogo de Gabriel Viñals.
Editorial Germanía, Alzira, Valencia, 2008

1 comentario:

Víktor Gómez Valentinos dijo...

"Tus manos muelen, demuelen,
pulverizan los huesos del mundo."
Laura Giordani


Enorme, para que sea una montaña
enorme
ha de irse haciendo de muchos pocos,
de nimias piedras y arena.
Hasta eregirse en una montaña
cada grano, cada pequeño mineral,
cada insignificante
guijarro suma.
Eso ocurre con los poemas que venimos
leyéndote,
Laura Giordani.

Uno a uno son gravilla, restos
de emoción, temblor y compasiva
naturaleza revuelta en palabras.

Mas de su suma, de su caudal,
uno siente que la montaña crece
y se mueve, como una inmensa duna
o como la marejada de un Azul
que guardó en su vientre la vida
primera de este planeta
y puede que reserve la ahoridad
suficiente para los últimos arranques de vida.

Los niños que en tus versos
nos miran y nos hablan
traen ese marino secreto,
de una larga travesía,
historia del hambre,
escozor y sangre de las miserias
a que obligan las esclavitudes
y los desarraigos.

Con Brecht unes una columna
de versos-niños en marcha
contra la desaparcición.

Y así se va orquestando
la musical, bella y enorme
montaña de tu obra.

Es una gozada ir bordeando
sus lindes. Y cantando a veces
algunos de sus versos,
contra toda desesperanza o
complacencia,
contra toda simplicidad o oscurantismo,
desde el quicio de su lar:
palabra dada
desde la compasión.

Un beset

Víktor