GENUS NARCISSUS
Bellos narcisos, amargura sentimos
al veros con tanta premura partir
Robert Herrick
El camino que de escuela a casa conducía
poblado de árboles y sombras, vera de arroyo,
brillaba con gualdos narcisos, tempranas
las flores en los últimos días del gris invierno.
Supongo que sabía de su crecer silvestre,
no viendo daño alguno en cogerlos. Eso hice,
corté tantos como de sí me dieron las manos
para, en un tarro, ofrecérselos luego a mi madre.
Los puso en el alféizar de la ventana, y cerca
me senté, absorta en la luz curvada en el cristal,
ya el día dando paso a la noche, orgullosa
por haberle regalado a mi madre un detalle.
Vanidad infantil. Debo haberme visto en ellas
de algún modo reflejada: en los finos tallos,
cada corola una cabeza erguida a la espera
de elogios, o gacha para ver su propia imagen.
De camino a casa hace años nada sabía
de Narciso, ni del crecer fugaz de esas flores,
cómo, marchitas cual las de las tumbas, susurran
sopladas por el viento, un traicionero silbar
desde el alféizar. Enamórate de ti misma,
me decían a mí; muere joven, a mi madre.
NATASHA TRETHEWEY, Guardia nativa. Traducción y prólogo de Luis Ingelmo. Bartleby Editores. Madrid, 2009.
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