Aquellos de los que no hablamos
están ahí pidiendo su parte.
Son pacientes y pasan desapercibidos
pero, a veces, podemos ver su rastro,
como el grito de Wilhem,
reapareciendo a través de la historia.
Aquellos de los que no hablamos
cuidan nuestro camino,
colocan baldosas mejores
para evitarnos tropiezos.
Y seguimos sin verles.
Aquellos de los que no hablamos
reconocen la contiuidad y el cambio
y todos los detalles nuevos,
y todo lo que les has quitado.
Aquellos de los que no hablamos
algún día,
tomarán su parte.
1 comentario:
interesante reflexión... un saludo¡
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