SEÑOR
No es que moleste
en sí, pero
cuesta acostumbrarse.
Eso de que vayas
por ahí
tranquilamente
y se te acerque
una chavala
y te diga:
"¿Tiene hora, señor?",
eso de que te squen
de la pista
con tanta educación,
no es fácil de asumir,
qué duda cabe.
KARMELO C. IRIBARREN
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