sábado, 31 de julio de 2010
Hubert Selby Jr: Salmo XVI
SALMO XVI
Canción de misericordia
porque nos aborreces con un desprecio perpetuo.
Nosotros te gritamos a ti tan dolorido,
aquellos de nosotros que no sobrevivirán.
Pero tú sigues mudo.
Nosotros creemos en ti,
en cambio tú ofreces la otra mejilla a nuestro sufrimiento.
¿Cómo puedes tentar tanto a nuestros corazones
que ya se marchitan y caen,
desecados en la cuneta,
profanados con canciones no cantadas?
Nuestra sangre fluye,
chispas saltan de sipnasis a sipnasis
pero solo para torturarnos,
hacernos agonizar,
con sangre maldecida por nuestras mentes,
rodillas no solo inclinadas
sino en carne viva y restregada con arena y vinagre,
y nosotros también nos quedaremos mudos,
no con indiferencia
sino con el dolor del desamparo.
Nos enfrentamos a nuestros demonios sin descanso
en la medida que nos azotan,
se burlan de nosotros
y se mofan
cuando arrancan los ojos de nuestras cabezas,
mastican nuestros huesos con sus ásperos dientes
y nos escupen en esperanzadoramente aterrorizados trozos
que luchan por juntarse arrastrándoseçen tu nombre:
en tu jodida miríada de nombres
tratando de encontrar el inefable "sí mismo"
en, o más allá de los sangrientos y sangrantes desperdicios
solo para darse de bruces contra Tu Impenetrable Silencio.
Y los babeantes e implacables demonios que,
de tiempo en tiempo no desgarran y desmenuzan.
Su aliento ensuciado con nuestra putrefacta carne.
He mirado en tu dirección
y he sido serenado con la belleza.
Se disipó la opresión de mi corazón
oyendo tu canción cuando un desconocido pregunta:
¿Puedo ayudarte?
Pero siempre... SIEMPRE
la canción se convierte en una burla ruidosa,
como el niño risueño
y la rosa sonriente
se vuelven garras de demonios
y no puedo correr.
Mis piernas son incapaces de aguantar el peso
de mi hueco y atormentado cuerpo,
porque mis rodillas están desgarradas
y astilladas de tanto suplicarte
y tú me fortaleces
justo lo suficiente para encararme de nuevo con mis demonios
y oler mi carne podrida y sueños en sus respiraciones...
Oh, sí, Tú me fortaleces,
pero solo para ser otra vez un objeto
para ser torturado,
y sí, Tú me guías, pero solo a la plaza
de tiempo en tiempo.
Estoy clavado en la cruz para mirar
como mis amigos son llevados por Tus promesas
a la arena
y veo y noto calientes sus tormentos.
Todo lo que es mi existencia se nutre de tus gritos
cuando su carne es mondada despacio
y escucha los chillidos de cada lágrima cuando resbala despacio
por su Dios de Amor,
la Fuente del Consuelo Infinito.
Les has abandonado otra vez y engañado otra vez
y en mi desesperación juro no confiar nunca más en Ti.
Y es lo que hago, sabiendo que Tú
has ordenado que te busque
hasta encontrarte a ti y estar lleno de Amor y Fuerza
y alargar la mano y coger la Tuya
para ser llevado de vuelta a la arena.
La cruz se deshace.
La agonía de mis amigos desgarra mis ojos y mi corazón,
aunque sus partes y trozos torturados están mudos
y hago un voto
desde lo más profundo de mi corazón,
una declaración del lugar
dentro de mí que va más allá de este cuerpo,
más allá de mi alma,
más allá de mi entendimiento
de no tratar nunca a mis amigos en la forma
en que Tú lo haces...
Un voto de nunca volverme contra ellos
como lo haces Tú,
sin importar la apariencia.
Tú puedes
para siempre
abusar de Tus hijos, pero yo me niego al abuso
en y desde lo más profundo de mi torturada mente
y cuerpo.
Aceptaré la responsabilidad de la decisión
de respetar la vida,
TODA LA VIDA,
y de tratarla con Amor y Bondad.
No, Dios,
no, no hay perdón para ti.
Pero voy a perdonar a los demonios,
estos desamparados instrumentos de Tu semblanza
y querer a mis amigos,
consolarles,
ayudarles a encontrar todos sus desprendidos, torturados "ellos mismos".
Lavar las heridas de sus rodillas
y ayudarles a mantenerse con dignidad,
ayudarle a mantenerse sobre las piernas
y enfrentarnos juntos a los ojos de los demonios.
amarlos cuando sus garras magullan nuestra carne,
sus dientes astillan nuestros huesos
por última vez.
Nosotros ya no seremos tus víctimas
nunca más
y en nuestra inocencia
nos amaremos a nosotros
y cada uno en Libertad.
Traducción de Dagmar Buchholz & David González.
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