Un contrato, sí
debería hacerse un contrato,
no sólo para los matrimonios y los trabajos,
sino también para la amistad y su contrario:
si yo te odio lo expreso y lo hago público
y si me apetece hasta te vendo acciones.
Y si quiero tenerte cerca, escucharte porque me interesas,
que me cuentes y contarte
lo del meteorito que me cayó cerca y que me creas,
entonces formalizo aquí y ahora
un contrato de amistad que si se rompe
deberá costear el que en armas se levante
doblando la cantidad de amor que se inviertiera.
2 comentarios:
algunos, querrían ponerle claúsulas a esto, como en el matrimonio y en el trabajo... y volveríamos al punto de partida... una pena movernos por ahí sin contrato
Precioso, Gloria, lo suscribo
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