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LA DOMADORA
Ocultas ese lazo que nos une
y no como se esconde el oro a la codicia
o el grano en el invierno.
Es esa tu costumbre,
vestir la discreción
y saborear la miel de estar oculto.
-En el ir y venir de dar la mano
se desgasta la línea
del destino- me dices.
Yo rindo aquella anchura de mis ojos
donde cabe tan bien
tu cuerpo sin defensa
y aplasta este fervor,
mi cauce ciego,
la luz que se desborda.
Ya sé que he de seguir en mi papel,
domar el resplandor
para poder amar
a un enjaulado.
MARINA TAPIA, autora del poema y de la ilustración.
Ocultas ese lazo que nos une
y no como se esconde el oro a la codicia
o el grano en el invierno.
Es esa tu costumbre,
vestir la discreción
y saborear la miel de estar oculto.
-En el ir y venir de dar la mano
se desgasta la línea
del destino- me dices.
Yo rindo aquella anchura de mis ojos
donde cabe tan bien
tu cuerpo sin defensa
y aplasta este fervor,
mi cauce ciego,
la luz que se desborda.
Ya sé que he de seguir en mi papel,
domar el resplandor
para poder amar
a un enjaulado.
MARINA TAPIA, autora del poema y de la ilustración.
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