martes, 17 de agosto de 2010

Daniel Defoe: Diario del año de la peste.



Ya he mencionado cómo el pueblo se sumió en un estdo de desesperanza de la vida y de abandono de sí mismo. Este síntoma tuvo, por sí solo, un efecto extraño sobre nosotros durante tres o cuatro semanas, es decir, transformó a las gentes en seres audaces y temerarios: ya no se rehuían unos a otros ni se mantenían recluidos tras sus puertas, sino que iban a todas partes y comenzaban a conversar entre sí. Uno decía a otro: "No os pregunto cómo estáis ni os digo cómo estoy yo; es seguro que moriremos todos, de modo que no tiene importancia saber quién está sano ni quién está enfermo".

Daniel Defoe. Diario del año de la peste. Traducción de Pablo de Grosschmid. Editorial Seix Barral, Barcelona, 1996.

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